“Siempre hay dos personas en cada cuadro: el fotógrafo y el espectador”, Ansel Adams. Palabras que pueden ser usadas para el tema que vamos a tocar en el día de hoy: la crítica fotográfica. En ella, como en cualquier “cuadro”, hay dos personas. Se mantiene el fotógrafo, pero llega a la escena otro personaje, el crítico fotográfico. Quien no es el malo de la película, ni el más que sabe, solo es alguien que, con su experiencia y peritaje, puede aportar de forma positiva a nuestro crecimiento como fotógrafos.

En realidad, la crítica es un regalo y no, como muchos la consideran, una ofensa o una agresión. La misma, debe motivarnos al crecimiento y mejoramiento personal. Cada persona que nos hace una crítica honesta y con buena voluntad nos está haciendo un favor de gran valor. Cuando estas opiniones son contrarias a las nuestras debemos tener la humildad de escucharlas, meditarlas, agradecerlas, analizarlas y luego intentar mejorar y superarnos cada día más.
La crítica fotográfica no es absoluta, siempre es relativa a quien la está haciendo. Mientras más conocimiento y experiencia tenga la persona que ofrece la crítica, tendrá una mejor opinión. Por esta razón, será más fundamentada y tendrá mayores argumentos.
¿Por qué exponerse a una crítica fotográfica?
El propósito de una crítica constructiva, siempre, es ayudar a mejorar el trabajo del autor. Una crítica constructiva se debe basar en la observación objetiva y el análisis. Por lo que, reconoce los puntos fuertes, aciertos y méritos de la fotografía. Así como, señala los errores, problemas o puntos que pueden ser mejorados. El objetivo de la crítica constructiva es aportar soluciones, sugerencias o alternativas para ser un mejor fotógrafo.
Las personas que reciben la crítica pueden actuar de dos maneras. Un grupo puede tolerar la crítica muy bien y su presión les hace avanzar. Por el contrario, hay otro grupo de personas a quienes la crítica las puede hundir. Es posible que sea una situación de estado emocional, equilibrio, seguridad y madurez. Debemos evitar las posturas a la defensiva y saber buscar lo positivo de un comentario que evalúa nuestra imagen. Las reacciones tranquilas, amables, pausadas y reflexivas proporcionan grandes beneficios. Por supuesto, estamos hablando de una crítica fotográfica constructiva, brindada de forma adecuada.

Hoy día, nos movemos entre varias fuerzas. Como por ejemplo, aquellas reforzadas por las tendencias o el marketing de redes sociales, las masas y los “influencers”. Por otro lado, tenemos la belleza y estética del arte y de la naturaleza. Que, aunque en ocasiones, no tiene tantos “likes”, ni atrae a tantos seguidores, es lo que en muchas ocasiones nos llena.
Por consiguiente, no actuemos en contra de nuestras propias convicciones y gustos, puesto que no es sostenible. Tarde o temprano, los sacrificios de rendirnos por el “amor al like o arte comercial”, en vez de un arte esencial o espiritual, nos pasará factura.
¡Feliz día y buena luz!
*Fotografías presentadas en las críticas fotográficas realizadas en los conversatorios de APFONA.