El color naranja debe su nombre al fruto, el cual en otros tiempos era un fruto exótico. Antes de la introducción de este fruto a Europa no había ningún registro de un color con dicho nombre. Es uno de los colores secundarios y es un color subestimado. El naranja es el resultado de la combinación del rojo y el amarillo, dos colores opuestos en mucha de su simbología. En el caso del naranja refuerza lo que le es común a estos dos colores.
El naranja es un color que provoca una reacción inmediata. En algunas culturas es considerado una tonalidad sagrada, mientras que en otras es un símbolo de la realeza. Atrevido y dinámico, el naranja se usa para indicar peligro y, al mismo tiempo, crea una sensación de emoción.
El color naranja y sus significados psicológicos
Se conocen 45 tonalidades de naranja. Estas tonalidades se han relacionado con rasgos de personalidad, actitudes, motivaciones y emociones. Representa la alegría, el entusiasmo, lo divertido y lo exótico. Además, se relaciona con la sociabilidad, la originalidad, la extraversión, el entusiasmo y la cercanía. También representa la mente, aporta bienestar y buen humor. Por todo esto, no es de extrañar que se le conozca como el color de la juventud. Es por ello, que en estos tiempos podemos ver su gran arraigo en Instagram. Por otro lado, puede representar la extraversión y presuntuosidad. Es el color del peligro.
El naranja es el color complementario al azul. Por esta razón las puestas del sol con esos tonos naranjas en el mar o en la playa son tan atrayentes. Su carácter dinámico y estimulante, es a la vez acogedor.
Este color en la cultura oriental no solo significa perfección, es el color de la transformación. Los monjes tibetanos utilizan el color naranja para su vestimenta. Ellos lo consideran el color de la iluminación espiritual. En la pintura asiática vemos por todas partes dioses y hombres vestidos de naranja. Hasta el cielo puede ser naranja.